Uno de esos días de lluvia que estamos teniendo y en el que Vanesa «decidio» manifestarse contra este estado que tan mal lo está haciendo, aproveché para visitar el nuevo centro Climbat que nos han instalado en Zaragoza. Allí pasamos el día entero Abel y yo apretando hasta que las llemas de nuestros dedos quedaron en carne viva.
Mi impresión: Creo que Zaragoza hubiera dado para algo mas ambicioso. He visto centros de este tipo en algunas ciudades europeas de tamaño similar e inferior a la nuestra, e incluso españolas, en las que el negocio no estaba tan enfocado hacia el público infantil y las instalaciones eran verdaderos rocodromos en las que practicar habitualmente sin riesgo de caer en el aburrimiento.
Así que no se convertirá en nuestro centro de referencia, pero me parece un complemento excelente para el entrenamiento invernal. Seguro que nos sacamos uno de sus abonos para pasar por allí de vez en cuando y disfrutar de sus magnificas instalaciones, sus vestuarios modernos e infravalorados en uso, sus comodidades como taquillas, restauración, presas nuevas y vias con rotación y para saludar a algunos de sus empleados, a los que ya conocíamos, que te hacen la estancia mucho mas amena.