El sabado por la mañana todavía nos duraba la resaca de la magnifica velada que pasamos el día de nochevieja. La verdad es que nos cuesta mucho recuperarnos cuando nos quedamos hasta las 9:30 de la mañana y sin almorzar!. Así que sin madrugar y con algo de pereza nos encaminamos a Morata para poner en practica las enseñanazas del curso que hicimos en Montañeros de Aragón, y que tan interesante hizo para nosotros David Castillo.
El sol brilla con fuerza, y un maravilloso día despejado nos deja ver desde la carretera la nevada cumbre del Moncayo durante el viaje. Pronto iremos a hacerle una visita!. Ya en las pobladas paredes de Morata decidimos empezar con algo sencillo que nos permita practicar con comodidad. La vía elegida es la Canal de Riglos, un IV+ sin dificutad y con reuniones muy comodas, entiendo que el nombre se debe a los grandes bolos que la pueblan y que la hacen distinta de la placa que la rodea en todo el macizo de Alí.
Cuando estamos en el segundo largo, sorpresivamente el sol se cubre totalmente y la apacible mañana se torna en un día frío y oscuro de invierno (lo normal en estas fechas, claro :). Bajamos con dos rapeles y nos encaminamos a la siguiente vía que teníamos pensado hacer: Poncio Rockola, un V en dos largos de placa. Aprovechamos para comer algo ya que son las 15:00, y con mucha pena por no haber madrugado mas decidimos que no queremos pasar frio y escalar de forma incomoda, así que nos dejamos esta vía para el próximo día. No pasa nada. En una hora en casa. Lo mismo debieron pensar los 12/14 coches que había cuando llegamos, pues solo quedaban 2.
Hace dos semanas estuvimos en el Perdiguero pasando un día genial. Esa excursión llevabamos mucho tiempo preparandola y teníamos claro el objetivo, nuestro primer 3000 invernal. Cuando estabamos metidos en harina el día nos acompaño, un sol esplendido. La planificación no fallo, salimos de noche y encontramos el camino sin dificultad. Sin embargo a las 13:00 estabamos a 2800 metros y aun nos quedaba bastante trecho hasta la cima. Algo no estaba saliendo como lo había pensado.
Me costo. Mis piernas funcionaban bien, no tenía frío, el grupo iba compacto… pero ibamos muy lento. El tener que abrir huella desde el principio y muchos trozos con nieve hasta la rodilla nos hacía ir muy lentos y eso que el Pinos parecía un quitanieves. Con tristeza decidimos que lo mejor era volver, ese día podríamos llegar a cima, pero la noche nos acompañaría en la bajada! Me costo mucho decir que no, aunque intentará que no se notase.
Siempre tenemos que aprender en la montaña con nuestras experiencias. Evaluar la situación para saber decir que no es una enseñanza dura, pero estoy seguro que es positiva. El próximo día que pase por Morata me voy a comer la pared, y seguro que Poncio Rockola sigue allí esperandome. El Perdiguero también espera, confío en que no tener que decirle de nuevo: “Esta vez no“
Sabia decisión. Pero, también hay que saber decir «esta vez no» al cubata de las 9:00. Y a ver si lo acompañais a almorzar, que se pierden las buenas costumbres.