En este estresante principio de año que estamos llevando había una fecha marcada en el calendario al rojo vivo, el fin de semana que se disputa la Ossan Cross Mountain ya se ha convertido en un clásico de nuestras agendas. Y lo cierto es que combinar un soleado día de escalada de placer en los mallos de Riglos, una media pensión en Villa Tono (sin duda el mejor alojamiento de todos los Pirineos, Gran parte de los Alpes y un pedazo del Himalaya) y terminar el fin de semana con una carrera que parece sacada de un cuento ha hecho que nuestras baterías psicológicas estén recargadas para continuar con nuestro «gran proyecto». Las piernas… no piensan lo mismo…
El sábado salimos temprano Tono, Vane, Diego (que se estrenaba en esto de la tapia) y yo. Para no sobrecargar y asegurar la actividad decidimos hacer dos cordadas seguidas en la Aguja Roja y subimos por la normal dado lo concurrido del resto del mallo. Ya hace algún tiempo que subimos por esta vía y fue muy gratificante el recordarlo. Creo que el que mas disfruto la vía fue Diego que con la sonrisa que llevaba estoy seguro que repetirá pronto. Montamos los rapeles junto a unos vascos y rapidamente ponemos rumbo para Jaca.
Por la tarde recogida de dorsales, un poco de slack line y pedazo de cena a cargo del chef Tono. Ya he decidido no rallarme con menús y este tipo de cosas, y me dejo llevar por sus decisiones culinarias a base de ensalada, pasta, panceta, dulces, cerveza, vino y todo lo que se ponga por delante. Menudo festín me pegue el sábado.
El domingo temprano para Ossan y de nuevo mariposas en el estomago, aunque esta vez un poco mas tranquilo que otras veces. No estoy entrenando apenas y no me doy mucgho mal con ello, estos meses solo pienso en disfrutar cuando salgo fuera. Mucha gente, caras conocidas, buen tiempo y de nuevo un ambiente espectacular y una muy cuidada organización. Decido correr con música y me he dado cuenta que funciono mucho mejor así. No escuchar mi respiración me hace exigirme mas, y además la música me permite concentrarme y pensar. Fui capaz desarrollar una estrategia y decidir como quería correr una prueba que ya conocía. Corrí toda la carrera excepto la subida grande de las Hermitas (me he dado cuenta que vas mas rápido a ritmo que con un sube baja en tus pulsaciones), aguante todo el recorrido sin dolores, no me pasarían mas de 10 personas en toda la carrera (salí bastante retrasado) y conseguí rebajar mi tiempo casi cuatro minutos. Así que mas contento no puedo estar.
Después las clásicas migas, paloteado y disfrute al sol con nuestra afición. Nos llevaron en volandas en la campa de entrada y da gusto llegar a meta así. Ahora sólo queda contar los días hasta el año que viene.